sábado, 29 de marzo de 2008

Verano, de Juan Jósé Hernández

Mi padre antes de hacer la siesta,
ponía sobre la mesa del velador
su reloj de bolsillo y su llavero;
se quitaba la ropa, sus botas de gigante,
y tendido en la cama se ofrecía desnudo
a las caricias del ventilador.
El sueño iba cerrando sus puños suavemente
y desaparecía su ceño de león.
*
Era verano: recostada a la sombra
de la higuera al fondo,
la perra en celo de ojos de gacela
olisqueaba su sexo con unción.
Gorriones alevosos picoteaban las brevas.
***
De Cantar y Contar, poemas y retratos, 1999. Extraído de Hernández, Juan José, Desiderátum, Obra poética (1952-2001), Buenos Aires, Adriana Hidalgo editora, 2001, p. 46.

viernes, 28 de marzo de 2008

Homenaje a Juan José Hernández


El día miércoles 26 de marzo de 2008 a las 19 hs. en el Auditorio del Museo de Arte Lationamericano de Buenos Aires, MALBA, se realizó un sentido y bello homenaje al poeta tucumano, Juan José HERNÁNDEZ.
La realización estuvo a cargo del MALBA conjuntamente con el Centro Cultural de España en Buenos Aires, CCEBA.
La jornada estuvo enteramente dedicada a la obra de J.J. Hernández, coordinada por la poeta Lía Rosa Gálvez, participaron los escritores e intelectuales: Ivonne Bordelois, Irma Emiliozzi, Jorge Cruz, Pablo Anadón y el poeta español Luis Antonio de Villena. También estuvieron presentes los poetas tucumanos: Arturo Álvarez Sosa y Carlos Alvarado.
Se vió un video con fotos de José (Pepe) Lamarca junto a otras imágenes del archivo personal de Juan José Hernández.

El Clamor del Agua, de Manuel Lizondo Borda


Duermen los altos montes... ¡Qué silencio,
qué augusta soledad y que tristeza!
Duermen las claras cimas arboladas;
duermen los valles, a la luz serena
y fría de la luna; duerme todo...
pero hay algo que dando está un alerta,
junto al sueño glacial de las montañas:
y es un rumor lejano en las tinieblas...
¡es el perenne ruido de las aguas
que, por el valle abajo, se despeñan!
*
Es el clamor del agua atormentada;
es su voz agorera, voz que truena
pavorosa en la noche: canto triste,
un canto desolado que no cesa,
que nunca cesa, que es el mismo siempre,
y hace ya muchos siglos que resuena...
-¡cuántas veces, oyéndolo, el viajero,
perdido en estas soledades muertas,
habrá sentido el corazón golpearle
dentro del pecho una congoja extrema!...
Yo siento al escucharlo un frío agudo,
una angustia en el alma, toda opresa;
porque ese canto eterno, canto amargo,
¡cuántas cosas me dice y me recuerda!...
Porque es la voz inenarrable y fija
de que todo es fugaz sobre la tierra;
porque es el canto del morir continuo
de las cosas del mundo, cantinela
del tiempo que sin fin se precipita
en espantosa eternidad... Porque esa,
esa canción tristísima del agua,
mi pobre y débil carne moridera
angustia sin querer; porque oprime,
la llena de terror su voz que suena,
estas frías palabras a mi oído:
“¡tú que hoy alegre vas por esta senda,
ya no serás, ya no serás mañana...!”
*
Eso dice el continuo, largo alerta,
esa canción tristísima del agua,
que perdida en la noche siempre suena...
Mas, También ella como yo, algún día
dejará de sonar: -La ley es esa-;
también callará; callará todo...
¡y habrá eterno silencio en las tinieblas!
***
Del libro: Lizondo Borda, Manuel, El Amor Innumerable, extraído de Gustavo A. Bravo Figueroa, Poesía de Tucumán siglo XX, Tucumán, Ediciones Atenas, 1965, p. 50.
Foto de Carlos Alvarado, San Lorenzo, Salta, marzo 2008.

jueves, 27 de marzo de 2008

Gallo, de Juan José Hernández

Remachado de soles,
la tumultuosa cresta
festoneada
sobre el ojo redondo que se agranda:
gota de miel sobresaltada,
el gallo, en la mañana,
con espadas con plumas y con llamas,
sube a la rama del naranjo y canta.
(Toda la luz de fiesta en su garganta.)
***
De Hernández, Juan José, Desiderátum, Obra poética (1952-2001), Buenos Aires, Adriana Hidalgo editora, 2001, p.142.

sábado, 22 de marzo de 2008

La trepada es perfecto equilibrio, de Ana María Cossio


El precipicio en mi burra chasnera
denuncia la usencia de cumbres
Subo a Chasquivil por tu piel
Desenvuelven las penas del ágara
Y se retuerce el ritmo del vino
La trepada es perfecto equilibrio
en el infierno que amasa
Si el criollo maniata mi burra
el taita conserva el fragmento
La cumbre del dolor zumba
Oh corazón ágara
Limpia con libaciones el tormento
Aliviana esta chasna de estío
En las mediaciones del estero


***


Extraído de Cossio, Ana María, Despacio, Buenos Aires, Ediciones del Último Reino, 2005, p. 41

viernes, 21 de marzo de 2008

Siesta en Cerro Serrucho, de Gilda Isaac

Mientras circulan furtivas lagartijas
Por las austeras rocas del Motoco,
Espero,
Alimentándome de pasas
Y de manzanas frescas,
Que los frutos morados del sendero
Y el agua helada del río azul
Me conduzcan
Por el boscoso laberinto
De este sueño de verano
***
Poema inédito, en especial para este blog, marzo 2008, todos los derechos reservados por Gilda Isaac

Desprendido del Tiempo, de Arturo Álvarez Sosa


Siento llorar una mañana,
y vuelo como un pájaro
en la ligera costumbre
del aire que habla su grandeza.
***
Por el luminoso pecho del silencio
viajan los días,
y solamente en sus dichas
vuelvo hacía la luz
la dulce violencia de los ojos.
***
Desprendido del tiempo,
penetrado de fragancias,
derivo en el desarraigo de la noche,
desbordada por ángeles y furias.
***
Ha reventado el alma de la tarde,
y una embriaguez de cielo
eterniza el corazón, la rosa, el viento.
***
Del libro: Los Frutos del Tiempo

Mejor blog de Poesía 2008

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Premio 34ª Feria del Libro, 2008

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